Desde la antigüedad, la levitación ha sido una habilidad, considerada como arte, que algunos han sabido manejar. Se trata del acto de ascender en el aire y flotar. Normalmente, los maestros espirituales son fácilmente reconocibles ya que cuentan con esta habilidad mágica.
Con frecuencia, el fenómeno de la levitación se encuentra asociado con poderes místicos asociados a diferentes religiones. Han sido muchos los “objetos más pesados que el aire” los que, a lo largo de la historia, han sido capaces de suspenderse en el aire.
Historia de la Levitación
Uno de los casos más conocidos es el de Santa Teresa de Ávila. Experimentaba la levitación durante estados de éxtasis. Desde la antigüedad, se ha juzgado si el acto de la levitación era bueno o malo dependiendo de la persona que lo realizara. También San Pedro de Alcántara llegaba, según textos de la época, a mantenerse suspendido en el aire durante horas. Santo Tomás de Aquino llegó a levitar delante de personajes tan importantes como el pensador Fray Giordano Bruno. Pero desde luego, el levitador por excelencia fue San José de cupertino, al que se le atribuyen como mínimo 60 levitaciones documentadas. Levitó en presencia de grandes personajes del siglo XVII.
Durante la Edad Media y el Renacimiento se pensaba que las personas que levitaban era porque estaban asociadas a la idea del mal, ya que este acto estaba asociado a brujería o demonios. El tribunal de la Santa Inquisición siempre quiso hacer esta relación entre levitación y brujería o actos demoniacos.
¿Cómo se dio el paso de considerar un acto de clarividencia a un acto demoniaco? En el momento en el que se conocieron que otras personas, no católicas, también eran capaces de levitar, decidieron asociarlo a un acto demoniaco, ya que no consideraban posible que alguien no cristiano pudiese tener esa habilidad mágica. En la actualidad, son muchos los que asocian la idea de levitación a la posesión demoniaca. Aseguran haber visto muebles u otros objetivos que levitan y se mueven por sí solos dentro de una casa.
En qué Consiste la Levitación
El mecanismo esotérico de levitación es bastante complejo y hay que tener muy claro que no depende de la materia, sino del espíritu que posee la persona que realiza la acción. Debe ser un alma pura y no es nada sencillo conseguirlo. La duración del fenómeno puede durar desde unos pocos minutos hasta horas y es imprescindible estar muy concentrado o en una situación de trance.
Levitar significa encontrarse en una dimensión que desafía la percepción cotidiana. Según la mitología, aquellos que podían levitar era porque se encontraban en contacto con alguna divinidad.
No se sabe muy bien el origen y motivo de un acto de levitación. Se han producido numerosos estudios pero, es imposible saber a ciencia cierta qué es lo que hace que una persona pueda levitar. Por lo general, una de las explicaciones más probables y aceptables es la teoría oriental de una fuerza que no es material (pertenece a otra dimensión) que se manifiesta en el mundo material. Lo que sí podemos admitir es que se trata de un hecho de gran relevancia dentro del mundo del esoterismo y que muy pocos son los que consiguen alcanzar ese momento de trance o relajación total y conseguir levitar, transportando su alma a otro lugar.